Higiene del frisón
El baño es una actividad muy importante por la que deben de pasar todos los equinos, pues les genera placer y bienestar, por lo que es necesario bañarlo una vez que haya finalizado las tareas o labores para las cuales ha sido destinado el animal.
Como particularidad morfológica de los caballos, ellos tienden a generar sudoración excesiva y en el caso de que no se bañe una vez concluida sus actividades, el producto de la transpiración se secará sobre su piel haciendo que su pelaje no luzca bien, pero sobre todo pudiera generarle enfermedades de la piel porque no solamente se trata de sudor, sino de cualquier otro elemento que se le puede adherir.
Así que a la hora del baño es necesario sacar el caballo fuera de la caballeriza y amarrarlo en un lugar en donde el agua no vaya a quedar estancada. Seguidamente hay que mojar al caballo con abundante agua comenzando por la cabeza, donde hay que ser cuidadoso para evitar que sus orejas se mojen, pues son un área receptora muy delicada que al sentir el agua, incluso puede provocar que el animal se enfurezca.
Hay que tomar en cuenta que el lavado del caballo debe ir acorde con la siguiente cadena: Cabeza-Cuello-Cuerpo-Patas-Cola. Es decir, se debe bañar desde arriba hacia abajo.
Existen en el mercado muchas marcas de champús para caballos, aunque también se puede utilizar jabón neutro y se recomienda que estos sean en barra para que permitan restregar al caballo, aunque si es líquido tampoco hay inconveniente, porque en ambas presentaciones, después de su aplicación, se procederá a refregar al animal con un cepillo de cerdas duras (obviamente, no tanto como para hacerle daño al caballo). De esta manera, se puede asegurar que cualquier residuo de sudor u otro elemento quede eliminado del pelaje del caballo.
En el caso del frisón este proceso debe aplicarse tanto en los pelos de la crin como en el «plumaje» que posee en el área baja de sus patas.
Después de enjabonado, es necesario quitar completamente cada residuo de jabón con abundante agua. Una forma de asegurarse que ya no existe jabón, es tallar con la mano para corroborar que no sigue saliendo espuma.
Un aspecto característico del frisón es su abundante cola, la cual debe empaparse con abundante agua para posteriormente aplicarle mucho jabón. Seguidamente con un cepillo y con los mismos dedos se le realiza una especie de masaje capilar penetrando entre los pelos, para así eliminar mugre o cualquier elemento no deseado de su frondosa cola.
Posteriormente se refriegan los pelos de la cola como si se estuviera tallando ropa, pero siempre cuidando no lastimar al animal. En este paso se debe tener paciencia, porque la cola es muy espesa y hay que asegurarse en no dejar rastro alguno de jabón.
Una vez concluido el baño viene el proceso de secado, por lo que es recomendable usar una escrepa o un cepillo de cerdas separadas que permita la eliminación del exceso de agua.
Siempre es recomendable lavar al caballo antes de que se oculte el sol, pues así podrá secarse con este calor natural y no estará mojado a la hora de descansar. Además, así se vitarán problemas en la piel como descamaciones.
Dependiendo de la intensidad del trabajo del caballo, es recomendable realizar este tipo de baños completos una vez a la semana, mientras que diariamente se le puede enjuagar con agua para eliminarle residuos en la piel y refrescarlos.
Por otro lado, es necesario peinar su crin y cola todos los días para evitar que éstas se enreden y siempre se encuentren brillantes y presentables. Lo mismo se debe hacer con el pelaje de todo su cuerpo, así como con el «plumaje» de las patas bajas.
En el siguiente video observarás de qué forma debe realizar el lavado de la crin, la cola y el «plumaje» del área inferior de las patas del frisón