Nobleza y belleza durante siglos
Probablemente en Latinoamérica se tenga poca referencia respecto al Reino de los Países Bajos o también conocido como Holanda, tal vez el mayor conocimiento respecto a este país es que parte de su territorio se encuentra debajo del nivel del mar, de allí que parte de su nombre sea Nederlanden, lo que en holandés significa “Tierras Bajas”.
Pero más allá de toda la belleza que posee esta región, su potente desarrollo económico y su característica liberal en cuanto a la implementación de ciertas políticas y reglas que ante los ojos del mundo podrían parecer exageradamente relajadas; el Reino de Holanda guarda en sí una provincia denominada Frisia, la cual se caracteriza por su actividad agrícola, donde procede el célebre caballo frisón, frisiano o frisio.
Durante su historia la gente de Frisia ha demostrado ser leal, trabajadora y fiel a sus raíces, tanto así que supieron salir de apuros ante los conflictos naturales, debido a que geográficamente se encuentran bajo el nivel del mar y además siempre supieron combatir a todos aquellos enemigos que pretendían apoderarse de sus tierras.
Los pobladores de Frisia durante siglos batallaron contra enemigos, uno natural como los fue el agua y otro humano como lo fueron los Condes de Holanda, quienes en muchas ocasiones a través de la fuerza buscaron anexarse las tierras frisonas a su predios, sin embargo sus habitantes jamás se dieron por vencidos y siempre prefirieron luchar antes que entregar la mínima porción a sus adversarios.
Frisia fue y continúa siendo una región agrícola y ganadera por excelencia, todo gracias a sus ricas y fértiles tierras que sirven para la crianza y alimentación de razas de animales autóctonas de esta zona, entre las que destacan los perros Stabij y Wetterhoun, también existen las llamadas ovejas de leche, el famoso ganado vacuno de capa blanca y negra, así como el imponente y majestuoso caballo de capa negra.
El caballo frisón al igual que los habitantes de su región de procedencia tiene como máximas características la lealtad y la nobleza. Hoy por hoy es la única raza nativa de Holanda que sobrevive hasta nuestros días. Aunque los orígenes de esta especie suelen ser difusos, pues hay historiadores quienes señalan su aparición en el año 500 A.C., llegando a establecer que son descendientes directos del Equus Robustus, el cual fue un enorme caballo prehistórico que llegó a deambular por el norte de Europa.
Sin embargo, existen mármoles esculpidos datados del año 150 D.C., en donde se puede observar que los frisones fueron utilizados por soldados como caballos para las batallas, ya que gracias a su fortaleza y corpulencia fueron muy valorados para la guerra.
Varios historiadores romanos también hicieron mención de la participación de tropas frisonas. Hacia el siglo IV D.C. se tiene conocimiento que legionarios de Frisia actuaron en conflictos bélicos montando caballos frisones. Inclusive, se dice que Guillermo I de Inglaterra más conocido como Guillermo El Conquistador, durante la batalla de Hastings en 1066, contaba entre sus tropas con equinos que daban la apariencia de ser sementales frisones.
Obviamente estos datos se han obtenido a partir de cuadros, esculturas y grabados, pues el primer registro escrito que indica la verdadera existencia de la raza frisona proviene del siglo XVI, específicamente en 1544, cuando Johann Friedrich von Sachsen, quien llegó al Parlamento en Spier montando un semental frisón.
De esta época también data el célebre retrato de Don Juan de Austria quien aparece montando a su caballo Phryso en Nápoles, específicamente en el año 1568.
Pese a ser una raza pura, se sospecha que durante las Cruzadas (siglos XI y XII) y en la Guerra de los 80 años o Guerra de Flandes (conflicto que enfrentó a las 17 Provincias de los Países Bajos contra su soberano, el rey de España, en la lucha por lograr la independencia), los frisones fueron cruzados con caballos Árabes y Españoles. Esta suposición se basa en rasgos como la cara convexa, cuello erguido y la elevación en el trote de este tipo de animal.
En el siglo XVII, los frisones eran utilizados en escuelas de equitación y doma junto con caballos de Pura Raza Española. A partir de aquí, estos equinos comenzaron a ser valorados como ejemplares para el uso en alta escuela y como caballos para el enganche.
Ya en el siglo XVIII, con el auge tomado por la Burguesía y la desaparición de la Nobleza, el uso de la raza frisón progresivamente empezó a limitarse a los Países Bajos, más específicamente a su región de origen, Frisia.
Hacia las postrimerías del siglo XIX, llegaron a Europa caballos más aptos para las carreras, los cuales provenían desde Rusia y de América, lo que determinó el inició la decaída de la raza, la cual prácticamente se congregaba en Frisia
Allí fue usado como un símbolo de riqueza por parte de los granjeros, quienes los domingos acudían a actos religiosos en carretas de dos ruedas conocidas como “Sjees”, las cuales eran tiradas por par de frisones.
Además de este uso estilista, el frisón sirvió como caballo de diversión, y se montaba a pelo en carreras de corta distancia y también solamente era cubierto por una pequeña mantilla color anaranjado o rojo. Gracias a estas competencias, la raza generó caballos para el trote que fueron famosos y llegaron a utilizarse en ganaderías de ejemplares trotones Rusos y Americanos.
Los tiempos finales del del siglo XIX representaron una época difícil para esta raza que entró en una dura competencia con otras clases más pesadas para los trabajos del campo, enfrentando las mejores capacidades de otros ejemplares como aquellos provenientes de la Provincia de Groningen en Holanda y los Oldenburg de Alemania.
Esas otras razas fueron cruzadas con frisones de tal forma que los campesinos no tuvieran que adquirir caballos fuera de la provincia donde residían, lo que resultó casi letal para los frisones, pues casi se extinguen por completo.
Viendo la importancia de la raza y pretendiendo su permanente salvación, el 1 de mayo de 1879 un pequeño grupo de campesinos quienes se encontraban reunidos en un hostal de un pueblito llamado Roordahuizum en la Provincia de Frisia, decidieron fundar lo que actualmente se conoce en holandés como el Het Friesen Paarden-Stamboek, que quiere decir “Libro Genealógico de Caballos Frisones”, estableciendo el primer registro genealógico de raza frisona.
Aunque la creación de esta organización marcó un hito positivo para la permanencia de la raza frisona en el planeta, la amenaza no se detuvo porque a inicios del siglo XX el número de esta raza continuaba en franco descenso y para la segunda década de esta centuria, únicamente existían tres sementales frisones Prins 109, Alva 113 (Alfa) y Friso 117. Este trío estaba inscrito para actividades de ganadería y no se contaba con sementales jóvenes que pudieran sustituirlos, por lo que la extinción era inminente.
Observando la crítica situación un centenar de personas de Frisia se reunieron y de manera paralela al “Libro Genealógico de Caballos Frisones” fundaron una asociación para proteger a la raza de una desaparición indudable, en la que decidieron hacer competir al caballo frisón con el ejemplar “Bovenlander”, un popular caballo de tiro. Para ello se logró crear un frisón de mayor fuerza, el cual poseía mayor masa, pero menor alzada.
Aunado a esto en 1954 la Reina Juliana de Holanda le concedió el título de Real Asociación a la Het Friesen Paarden-Stamboek, por lo que pasó a llamarse Koninklijke Vereniging «Het Friesch Paarden-Stamboek», lo que en español es la Real Asociación Libro Genealógico de Caballos Frisones. Este hecho colmó de prestigio a aquella pequeña organización fundada por campesinos en 1879.
Con un panorama más claro, todavía en los años 70s hubo otra crisis para el sector ganadero, pues el caballo dejó de ser tomado en cuenta como una fuente de fuerza para la industria agrícola, además, los granjeros rquerían de tiempo y recursos económicos para mantener caballos simplemente por placer y estatus.
Sin embargo, con la plena estabilización post Segunda Guerra Mundial, la economía global comenzó a prosperar, por lo que se dieron las posibilidades de mantener y conservar a los frisones con fines de ocio y recreativo, pues demostró ser idónea para su uso en todo tipo de enganches y la doma clásica, incluyéndolo también en espectáculos circenses.
Aunque ya la raza se encontraba plenamente salvada, su gran demanda se convertía ahora en una amenaza en cuanto a su protección y mejora de estos ejemplares, ya que al incrementarse de forma acelerada su reproducción, obviamente se perdería el control sobre la raza y se dejaría de lado el término de calidad, por lo que fue imperioso cuidar los cruces y las mezclas exclusivamente entre frisones, algo que sin duda no resultaba una tarea fácil, ya que el problema de consaguinidad y pureza de la raza dependía en aquel momento de solamente 500 yeguas 10 sementales.
Para ello la Real Asociación Libro Genealógico de Caballos Frisones ha venido aplicando normativas rigurosas, las cuales junto con la cooperación de los ganaderos, quienes cuidan cada detalle en la selección de sementales, ha conseguido mantener altos niveles de calidad., logrando que hoy en día existan más de 40 mil frisones registrados dentro de la KFPS.
me encantan estos caballos!! quiero uno!
[quote name=»elena»]me encantan estos caballos!! quiero uno![/quote]
Coincido contigo, elena. Son una maravilla. Por cierto, en una semana nos llega la película de los frisones en DVD para que la tengas para Navidad. Te recomiendo que estés al pendiente. Si no te has registrado en el boletín, te recomiendo que lo hagas para que recibas las últimas noticias.
Ojala encontrara quien me vendiera uno en pagos. Y lo digo en serio